Miles de jóvenes marroquíes toman las calles en distintas ciudades del país reclamando reformas profundas y un cambio en las prioridades gubernamentales, en un movimiento que ya se perfila como uno de los mayores desafíos sociales de los últimos años.
Marruecos vive un momento histórico tras las masivas movilizaciones protagonizadas por jóvenes de la denominada Generación Z, que han llenado plazas y avenidas en varias ciudades para exigir un nuevo rumbo político y social.
Los manifestantes reclaman mayor apertura democrática, medidas que alivien la situación económica y menos atención a grandes eventos internacionales como el Mundial de fútbol, al que acusan de concentrar recursos que podrían destinarse a educación, empleo o sanidad.
El carácter pacífico y la organización digital de estas protestas han sorprendido a analistas y autoridades, que reconocen que se trata de un fenómeno generacional inédito en el país.
Aunque el Gobierno todavía no ha respondido de manera clara, la presión en las calles evidencia un descontento creciente que podría marcar un antes y un después en la vida política marroquí.