La policía de Houston ha detenido a un hombre de 42 años acusado de asesinato en primer grado tras disparar mortalmente contra un menor que jugaba a la popular broma de llamar al timbre y salir corriendo. El caso ha sacudido a la opinión pública estadounidense y reabre el debate sobre el acceso a las armas.
La tragedia golpea de nuevo a Estados Unidos. Un niño de apenas 11 años perdió la vida tras recibir un disparo cuando participaba en un inocente juego infantil: tocar el timbre de las casas de su vecindario y salir corriendo.
Según el informe policial, el menor, acompañado de un primo, llamó al timbre de la vivienda de Gonzalo León Jr., de 42 años.
El propietario salió armado, primero efectuó un disparo al suelo y, acto seguido, apuntó contra los menores.
El proyectil alcanzó al niño por la espalda mientras intentaba huir. Aunque fue trasladado de urgencia al hospital, los médicos no pudieron salvarle la vida.
El primo de la víctima, testigo directo del ataque, declaró a los agentes lo ocurrido, lo que permitió identificar y detener al agresor en cuestión de horas.
Durante el registro de la vivienda, la policía halló varias armas de fuego en posesión del acusado.
La Fiscalía ha confirmado que León se enfrenta a cargos de asesinato en primer grado, mientras la comunidad clama justicia y se multiplican los mensajes de indignación y duelo.
Este suceso ha vuelto a poner en el centro del debate la facilidad de acceso a las armas en Estados Unidos y la responsabilidad de los propietarios frente al uso de la fuerza en entornos residenciales.
Asociaciones de padres y colectivos sociales subrayan que casos como este evidencian la urgencia de reformar la legislación armamentística para evitar que un juego infantil acabe convertido en tragedia.