La madre del niño asesinado en Almería habría pedido a su pareja llevar el cuerpo del menor a la playa donde solía jugar “a modo de despedida”

La investigación sobre la muerte del niño de cuatro años, identificado como Lucca, hallado sin vida en un antiguo búnker de la playa de Garrucha (Almería) ha revelado un estremecedor detalle sobre los últimos momentos tras su fallecimiento. 

Según fuentes judiciales, la madre del menor habría solicitado a su pareja sentimental que trasladara el cuerpo del pequeño hasta la zona costera donde solía jugar, presuntamente “a modo de despedida”, antes de que fuera localizado por las autoridades en la noche del pasado miércoles. 

El cuerpo fue trasladado desde la vivienda familiar hasta la playa de Garrucha, donde agentes de la Guardia Civil lo encontraron horas después en el interior de un búnker, después de que los familiares del menor denunciaran su desaparición.

Fuentes del caso han explicado que el presunto asesino, quien tenía una orden de alejamiento vigente respecto al niño y la madre, ha reiterado ante el juez que no cometió agresión sexual contra la víctima, aunque el cuerpo presentaba signos evidentes de violencia. 

En el auto judicial se recoge que la madre del niño habría expresado que al pequeño “le gustaba jugar en esa zona de la playa”, circunstancia que, según la defensa de la pareja, motivó el traslado del cadáver “para estar a solas con él”, antes de que fuera descubierto por los investigadores.

También se menciona de manera oficiosa que podrían existir elementos vinculados a prácticas o rituales que la familia intentaba realizar previo al hallazgo. 

Ambos detenidos la madre del menor y su pareja sentimental han sido puestos a disposición judicial y se encuentran en prisión provisional sin fianza, como medida cautelar, mientras continúan las diligencias bajo secreto de sumario para determinar con precisión la secuencia de hechos y las responsabilidades penales de cada uno de los implicados.

Este caso ha conmocionado a la provincia de Almería y ha abierto de nuevo el debate sobre los mecanismos de protección infantil, después de que se revele que la pareja convivía con el menor pese a la prohibición judicial y que diversas señales de maltrato podrían haber sido conocidas con anterioridad por su entorno.

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