Es el homenaje que rinden los mexicanos a los más de 287.000 fallecidos por la pandemia de COVID-19. El país ha registrado otras 320 muertes en la última jornada. Engalanan el mural antes de su tradicional celebración del Día de Muertos con fotos, flores y corazones. La fiesta nace de la sincrética relación entre la visión prehispánica de la muerte y las costumbres católicas.
Roberto Rivero, es promotor cultural del Gobierno de la Ciudad de México y señala: «La inspiración de estas ofrendas, que es realmente interesante, tiene su origen en el Códice Mendoza, encargado por el virrey Mendoza, el primer virrey de la Nueva España, para explicar a Carlos V cómo estaba organizado el Imperio Mexica y su vida».
Los mexicanos dedican estos altares a los difuntos para que sus almas puedan regresar al mundo de los vivos durante estos días.
Ofrecen comida a sus difuntos y también adornan los altares con velas, calaveras y flores de cempasúchil, que con su intenso color naranja se encargan de guiar a las almas de los muertos.
Durante los próximos días, la céntrica plaza del Zócalo albergará una gran ofrenda dedicada a los pueblos indígenas, mientras que muchos museos también preparan la suya, como el Dolores Olmedo, que dedicó su tradicional altar a los héroes de la independencia mexicana, consumada hace 200 años.