En una quinta jornada de protestas en varias ciudades marroquíes, la policía intervino con armas de fuego contra manifestantes que intentaron asaltar instalaciones oficiales, provocando la muerte de al menos dos jóvenes y numerosos heridos.
En la noche del 1 de octubre de 2025, la tensión estalló en localidades del sur de Marruecos al transformarse las protestas juveniles en enfrentamientos directos con la fuerza pública. Según fuentes oficiales, miembros de la Gendarmería abrieron fuego tras ser objeto de un ataque contra cuarteles y comisarías, alegando una defensa ante agresiones a sus instalaciones. En el cruce de versiones, se informa que al menos dos personas perdieron la vida y varios resultaron heridas en la localidad de Laqliaa (provincia de Inezgan-Aït Melloul), en la región de Agadir.
Los hechos resurgen en medio de una escalada social que ha movilizado a miles de jóvenes, descontentos con las condiciones económicas, la falta de oportunidades y la percepción de un sistema político desconectado. Las protestas han incluido intentos de incursión en dependencias de seguridad, incendios y bloqueo de calles, mientras las autoridades han desplegado refuerzos para contener la agitación.
La versión gubernamental sostiene que las fuerzas actuaron para repeler agresiones y evitar la sustracción de armas oficiales, y califican la acción como necesaria para restablecer el orden. Organismos de derechos humanos y testigos, por su parte, denuncian uso excesivo de la fuerza, falta de proporcionalidad y ausencia de mecanismos transparentes de rendición de cuentas ante las muertes registradas.
Con estos acontecimientos, el reino alauita se enfrenta a un momento crítico: las autoridades deberán responder no solo a la crisis de orden público, sino también al reclamo profundo de sectores sociales que claman por reformas políticas, justicia social y mayores espacios de participación. La gestión del conflicto en los próximos días será clave para definir la estabilidad interna del país y las reacciones internacionales ante los excesos atribuidos a la intervención policial.