Tres vacas de dos explotaciones ganaderas vizcaínas han dado positivo al serotipo 3 del virus de la lengua azul, una cepa avanza con alta mortalidad en ovejas. Las autoridades y sindicatos del sector agrario alertan sobre la inminente expansión del brote y reclaman medidas urgentes de contención.
En un giro alarmante para el sector ganadero de Euskadi, se ha confirmado la presencia de la variante más agresiva del virus de la lengua azul el serotipo 3 en tres vacas pertenecientes a dos explotaciones situadas en los municipios de Atxondo y Arcentales (Vizcaya). Esta es la primera detección documentada hasta ahora de esta cepa en la provincia, lo que supone un serio desafío para las políticas de sanidad animal locales.
El sindicato agrario EHNE Bizkaia ha sido uno de los primeros en confirmar el diagnóstico y advierte que, pese a las vacunaciones realizadas en el ganado profesional vizcaíno, mantener Vizcaya como una “isla libre” de esta variante ya era algo difícilmente sostenible. “Se preveía que tarde o temprano llegaría aquí”, declaró Alberto Llona, representante de EHNE, apuntando a la creciente facilidad de propagación del virus en un contexto propicio para los insectos vectores.
La lengua azul es una enfermedad vírica transmitida fundamentalmente por insectos del género Culicoides, que afecta sobre todo a rumiantes como vacas, ovejas y cabras. Aunque no representa riesgo sanitario para los humanos, puede provocar síntomas graves en animales domésticos y altos índices de mortalidad, especialmente en ovinos donde este serotipo 3 puede alcanzar hasta un 15 % de mortalidad. En el caso de los bovinos, los efectos clínicos también son preocupantes, aunque tienden a manifestarse de forma menos letal.
España conocía hasta ahora principalmente los serotipos 1, 4 y 8 del virus, sin que la variante considerada más peligrosa hubiese tomado presencia en el País Vasco hasta fechas recientes. A lo largo del verano de 2025, ya se había detectado un caso aislado de esta cepa en una vaca vacunada en Orio, Guipúzcoa, lo cual obligó a las autoridades sanitarias a revisar sus protocolos de vigilancia.
Hasta este momento, las medidas oficiales de control incluían la vacunación obligatoria y la inmovilización de animales en explotaciones sospechosas. Sin embargo, esos requisitos estrictos han sido flexibilizados en algunas zonas, pasando a modelos de vacunación voluntaria y eliminando restricciones de movimiento, algo que especialistas y representantes del gremio critican como un riesgo frente a la expansión del foco.
Ante este escenario, la Diputación Foral de Bizkaia ya ha destinado alrededor de 1,5 millones de euros para reforzar el plan de prevención y control sanitario. Las acciones previstas incluyen:
- campañas intensivas de vacunación preventiva en explotaciones ganaderas;
- labores de vigilancia estrecha para detectar casos sospechosos con rapidez;
- inmovilización de animales ante indicios de infección;
- desinfección de hangares, vehículos y zonas de tránsito para mitigar la proliferación de mosquitos vectores;
- sensibilización entre los pequeños ganaderos, que en ocasiones muestran reticencia a inmunizar sus rebaños por temor a efectos adversos, como abortos en hembras gestantes.
Frente a esta amenaza, EHNE y otros colectivos ganaderos insisten en la urgencia de una estrategia coordinada entre administraciones y el sector privado, pues la rápida movilidad del virus potenciada por el cambio climático y la expansión de insectos vectores hacia zonas antes “libres” exige actuaciones contundentes para frenar su avance.
La detección del serotipo 3 en Vizcaya marca un punto de inflexión: lo que hasta ahora era una enfermedad controlada adquiere rasgos más agresivos y plantea un desafío sanitario de gran magnitud para la ganadería vasca y sus autoridades.