La segunda flotilla “Thousand Madleens to Gaza” zarpa hacia la Franja para desafiar el bloqueo

Un convoy marítimo formado por nueve embarcaciones, entre ellas ocho veleros del movimiento Thousand Madleens y el barco de pasajeros Conscience, ha iniciado su travesía desde Italia y Grecia rumbo a Gaza con el objetivo de entregar ayuda humanitaria y romper el cerco israelí, pese a las advertencias y los precedentes de la intervención de Israel en misiones similares.


Una nueva misión marítima civil ha tomado rumbo hacia la Franja de Gaza con el propósito declarado de desafiar el bloqueo impuesto por Israel y hacer llegar asistencia humanitaria a la población palestina afectada por el conflicto. La flotilla, bautizada como Thousand Madleens to Gaza, está compuesta por un total de nueve embarcaciones: ocho de ellas veleros organizados por el movimiento que lleva su nombre, y el barco Conscience de la Freedom Flotilla, que partió desde Otranto (Italia) con 92 personas a bordo, entre ellas siete ciudadanos españoles. 

Las naves salieron el pasado fin de semana desde Catania (sur de Italia) y se encuentran actualmente navegando al sur de Creta, mientras que el Conscience transita con retraso bordeando la península del Peloponeso.  Según el seguimiento naval publicado por los organizadores, todas las embarcaciones mantienen su rumbo con la intención de llegar a aguas próximas a Gaza. 

Esta iniciativa surge como respuesta directa al bloqueo israelí, que ha sido criticado por organizaciones humanitarias y por diversas voces internacionales. La flotilla está destinada a actuar pese al riesgo de ser interceptada, como ha ocurrido en misiones anteriores. De hecho, durante la noche anterior a la salida de Thousand Madleens, Israel interceptó 43 embarcaciones que formaban parte de la denominada Global Sumud Flotilla, impidiendo su avance y deteniendo a algunos activistas para su traslado a puertos israelíes. 

Los promotores del proyecto explican que Thousand Madleens se organiza como una red descentralizada de activistas civiles, sin filiaciones políticas ni institucionales, con la aspiración de incidir donde, en su opinión, han fallado la diplomacia y las instituciones internacionales.  Se enfatiza que la prioridad inmediata es la atención humanitaria: busca establecer un corredor que permita llevar suministros esenciales a una población que afronta niveles críticos de desnutrición, escasez de recursos y un deterioro alarmante de las condiciones de vida. 

La elección del nombre “mil (thousand)” no busca reunir esa cantidad exacta de embarcaciones, sino subrayar la fuerza colectiva del movimiento. Los organizadores invitan a que otras organizaciones de ayuda, barcos de carga y actores civiles se sumen a la flotilla como acompañantes, en un esfuerzo colaborativo. 

A mediano y largo plazo, los líderes del movimiento aspiran a que la operación genere un debate más amplio sobre el bloqueo, la ocupación y la reconstrucción de los territorios palestinos. Esta acción marítima se plantea no solo como un acto concreto de asistencia, sino también como un símbolo de movilización civil frente a estructuras de poder y conflictos persistentes.  

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